El deporte de alto nivel es una de las actividades más duras en las que se puede ver envuelto un ser humano, y el estado de salud es una de las cosas a las que se debe prestar una mayor atención. Por esta razón, cuando un deportista firma un contrato con un equipo de cualquier disciplina deportiva es sometido a un riguroso examen en una clínica privada, que presente una serie de certificados médicos que garanticen que en el momento de incorporarse a la disciplina del equipo el profesional se encuentra en el mejor momento de forma posible, o al menos que no tiene ningún tipo de problema físico que le impida rendir al máximo de sus posibilidades.
Los deportistas de élite parecen estar hechos de una pasta especial, diferente a la de los humanos normales, porque incluso cuando tienen una lesión de cierta gravedad se recuperan mucho antes que los demás, y hasta tienen menos secuelas que el resto, o al menos esa es la sensación que uno tiene cuando escucha en la radio o ve por la televisión la noticia de que nuestro deportista preferido ha sufrido un golpe que le ha producido una lesión que le tendrá un tiempo recuperándose, algunas veces después de haberse sometido a una operación, pero que cuando se menciona el tiempo, normalmente unas semanas, nos parece mentira. Sin embargo, después de un mes o dos, como norma general los deportistas se encuentran de nuevo en condiciones de darlo todo en la pista.